Cuando los juglares hacían sonar sus instrumentos, cantaban la historia de un hombre reservado, con un rostro humilde, mirada tierna y caritativa. Una persona que no calzaba en medio de tanto conocimiento en la edad media.
"Este hombre era conocido como el "Prestamista de Sueños", entre sus capacidades era característico del brindar esperanza a quien la hubiese perdido, permitía que otros soñaran con lo que deseaban, podría lograr que los desesperanzados volviesen a creer."

"Entre todos los hombres mas valerosos de esta tierra se encuentra él, siempre amable, cortés y secundado de muchos seguidores, los cuales dejan huella por donde pasan.
Pero había un problema, Albus, el prestamista, jamás podía hacer sus sueños realidad, siempre los demás por sobre él, siempre un otro. Se sentía triste, cansado, cabizbajo producto de lo mismo, yacía sobre su lecho sin esperanza".
Una pausa incómoda hizo el juglar, tras recitar estas palabras, la multitud expectante también en absoluto silencio, escuchó con atención:
En su vida, Albus jamás dejó nada al azar, siempre, tras reunirse con distintas personas terminaba con las siguientes palabras: "En ti está la capacidad de soñar... Es cosa que cierres tus ojos, abras tu corazón y alcances tus metas" El prestamista de sueños jamas se iba sin repetirlo, pero sus ilusiones rotas, no se dejaban esperar.
Entre sollozos el juglar entona en acordes mayores el siguiente canto:
"Como un héroe revelaste secretos, reconstruiste sueños rotos, pero los tuyos no pudiste componer. Creíste todo perdido, pero no es así, la pequeña, esa pequeña pelirroja de mirar sereno, traería a tu corazón la paz que siempre buscaste... Javiera, tu querida Javierita la trajo con su sonrisa, con la tierna mirada de niña, con las sabias palabras que recitaba su corazón sin miedo, sin mancha, siempre abierta a un gesto de ternura.
Albus se levanto de su cama, respiro hondo, su mirada de ser triste y cansada paso a una mirada esperanzadora y alegre, esa renovación de esperanza, lo llevo a cambiar su color de cabello de un blanco marfil a un castaño rojizo iluminado por los rayos del sol que lo hacían ver color oro, su tez ajada por el paso del tiempo se volvió tersa, suave como una nube de algodón, de su espalda un par de alas blancas salieron y lo elevaron por sobre todos los seres humanos y con jubilo mira a su querida Javierita y le dice:
"Mi tierna y querida Javierita, tus palabras lograron redimir mis culpas
Gracias a la vida por permitirme conocerte
Gracias a Dios por ponerte en mi camino
Gracias a ti por llevarme de vuelta al camino de la iluminación
Recuerdame siempre y si necesitas de mi solo menciona mi nombre
Y desde dónde me encuentre acudiré a tu auxilio"
Es así como Albus abrió sus alas y emprendió vuelo al cielo.
Queridos lectores es así como de otra manera expreso mis ansias de alcanzar la iluminación.
Namaste.